Horizonte de la ciudad de Nueva York, por Jim Richardson
Junto con el color, la luz es otro factor determinante que puedes usar a tu favor, aun en aquellas condiciones que no parezcan las más venturosas. A continuación, te daremos algunas ideas acerca de cómo lograrlo.
Y ¡qué mejor fotografía que la que ilustra esta entrada para dar el primer consejo! – el cual constituye también uno de los más clásicos a este respecto: Aprovecha los días con mal tiempo. Esto incluso puede dar un aire totalmente distinto a lugares familiares.
Así que no pienses que la nieve o la lluvia arruniarán tu sesión – más bien busca la manera de aprovechar dichas situaciones sin poner en riesgo tu equipo. Tampoco desaproveches la niebla, tal como lo muestra el ejemplo –novedosas imágenes esperan ser capturadas bajo estas condiciones.
La iluminación artificial es otra cuestión que también merece nuestra atención. Recuerda que esta se presenta en una buena variedad de colores. El tungsteno es amarillo, el flash tiene una tonalidad azul, y la luz fluorescente varía. Estos colores se pueden hacer o arruinar una fotografía, por lo que deben usarse sabiamente.
Relámpagos en Nebraska, de Jim Richardson
Por otro lado, cuando expones para capturar rayos de luz, a veces es bueno subexponer un poco el resto de la escena. Esto le dará un aire más dramático y permitirá capturar los destellos con un poco más de detalle.
Canal San Martín en París, de Gordon Gahan
Lo mismo es aplicable también a un tema totalmente diferente: el retrato. Si estás fotografiando en interiores, la luz proveniente de una puerta abierta o una ventana puede producir un bello efecto. Expón para ella y subexpone el resto del sujeto, permitiendo que salga iluminado sólo aquello que deseas destacar – en este caso los ojos.
Cowboy de Nevada, de William Albert Allard
En la segunda parte de esta serie, veremos más situaciones en las que es posible lograr resultados creativos, aún cuando la luz disponible no sea la ideal.
Gran Cañón en el Parque Nacional de Arizona, por Michael Nichols
Ya hemos hablado de la iluminaciones artificiales, insuficientes, bajo mal tiempo – de hecho aquí tenemos otro ejemplo de una situación con niebla, en este caso en un entorno natural. Ahora bien, en esta segunda parte continuaremos viendo algunos usos clásicos junto con otros novedosos, que podemos darle a diferentes condiciones lumínicas para sacar lo mejor de cada una. No te lo pierdas…
Y hablando de clásicos, no podemos pasar por alto la iluminación a contraluz. Esta suele crear un efecto de halo en el cabello, la ropa y otros detalles de la toma. En muchos de estos casos, lo mejor es subexponer la imagen, permitiendo así que los destellos brillen en forma más llamativa. En el ejemplo debajo, esta técnica de iluminación contribuye a dar una atmósfera más íntima a la escena.
«Inner Mongolia», de James L. Stanfield
Por otro lado, al fotografiar en exteriores bajo un cielo oscuro, normalmente lo mejor es exponer la luz y permitir que el cielo se vea oscuro e imponente. Esto añade dramatismo a la parte de la fotografía que está tocada por la luz.
Leones en Botswana, de Beverly Joubert
En la siguiente fotografía, el sol está atravesando nubes de polvo, por lo que el ángulo inferior suma a favor deeste efecto. La luz es lo suficientemente dura como para imponerse sobre las sombras, a menos que sea bloqueada por una silueta lo suficientemente grande para permitir la exposición correcta. Eso es lo que ocurre en el ejemplo, y a su vez nos deja una valiosa enseñanza…
Miembro de la tribu Maasai en África, de Mitsuaki Iwago
A menudo la luz de la que disponemos no es la ideal. Pero si reflexionamos acerca de cómo usarla, podremos crear imágenes fuera de serie. Recuerda probar siempre diferentes maneras de aprovechar la luz con la que cuentas.
Voodoo Diseño & Fotografía 